¿Tokenizar inmuebles o tokenizar activos? Llámalo como prefieras, tokenizar sigue siendo dividir un activo en diferentes partes. Sin embargo, existen activos que no pueden dividirse, como un edificio o una acción. Entonces ¿cómo lo dividimos? Para ello, creamos un activo digital llamado token que representa al mismo. La evolución de este concepto junto a la tecnología que lo sustenta ha hecho que nos refiramos al mundo de la tokenización como algo fácil, confiable, transparente y seguro.
Tokenizar un inmueble significa dividirlo en partes más pequeñas que son representadas por tokens que poseen derecho de propiedad. Cada uno de estos tokens es digitalizado para comercializarse en el universo online y almacenarse en la billetera o wallet de cada inversor.
Sería muy sencillo explicar las ventajas de los bienes inmuebles tokenizados sólo desde la perspectiva del inversor minorista. Una mejor inclusión de los pequeños inversores en el mercado inmobiliario puede tener su atractivo y satisfacer conceptos idealistas. Pero no hará que todos los pequeños inversores inviertan repentinamente en proyectos inmobiliarios regionales, ni que sus vecinos tokenicen parte de su chalet adosado, o al menos no en los próximos años.
En su lugar, serán principalmente los fondos inmobiliarios existentes y los proyectos de mayor envergadura los que empezarán a tokenizarse. En primer lugar, tanto el mercado como la regulación deben crecer desde su infancia hasta una madurez donde todos puedan tokenizar un pedazo de su propiedad y comercializarlo en una bolsa de valores. Teóricamente esto es posible, pero poco práctico a día de hoy.
Con gran probabilidad serán los actores existentes en el negocio inmobiliario, como los fondos inmobiliarios cotizados en bolsa o REITS (Real Estate Investments Trusts) los primeros dar el salto a la tokenización en esta primera fase. Estos vehículos de inversión optimizados desde el punto de vista fiscal gestionan activamente carteras inmobiliarias de gran tamaño. Alrededor de tres billones de dólares estadounidenses de capital inmobiliario están inmovilizados en estos REITs — una fracción de todo el mercado inmobiliario, que comprende alrededor de 280 billones de dólares estadounidenses.
No es de extrañar que ya existan innumerables empresas Blockchain que están trabajando con más o menos éxito en la tokenización de bienes inmuebles. Por supuesto, hay que estar atento a las ovejas negras que prometen retornos poco creíbles sin ofrecer un servicio sustancial y una propuesta de inversión sólida.
Uno de los problemas es la todavía baja oferta de bienes raíces tokenizados. El mercado se encuentra aún en una fase muy temprana pues no ha surgido una oferta diferenciada. El sistema regulatorio en la mayoría de las jurisdicciones también hace que la oferta de proyectos inmobiliarios tokenizados sea costosa y requiera mucho tiempo. Sin embargo, este escenario es bastante habitual al principio de una innovación en el sector financiero. Es sólo cuestión de tiempo antes de que sea cada vez más fácil ofrecer proyectos que puedan convencer tanto a las empresas inmobiliarias como a los inversores y a las autoridades.